El magnífico edificio del arquitecto italiano Gino Aloisi (Italia 1864-Alta Gracia, Córdoba 1924) es una refutación de la definición de la física teórica: que las paralelas se cruzan en el infinito.
En las alturas de Buenos Aires artesanos (¿artistas?) anónimos embellecieron con estatuas y monumentos muchas construcciones de la edad de oro de la arquitectura porteña.
No muchos saben que Buenos Aires no tiene porqué envidiarle su principal ícono a Nueva York, y que el tamaño es lo de menos.
El indolente frenesí de los conductores porteños troncha a diario vidas de anónimos colaboradores que valientemente intentan ordenar el bestial tránsito de la Ciudad.
La Facultad de Ingeniería carga con diversas leyendas urbanas, ninguna de las cuales da cuenta de la verdad de los motivos de la interrupción de su construcción.
Difícilmente pueda existir algo equiparable en sordidez, suciedad y abandono a la recova ubicada en la cuadra que enfrenta a la Plaza Miserere, sobre avenida Pueyrredón.
Con este nombre se conoce al colosal edificio ubicado en Av. Corrientes (1248/58/60) entre Paso y Larrea. Se construyó en 1918, su primer propietario fue Alberto Grimoldi, y su diseñador, el arquitecto italiano Virginio Colombo, ...
El teatro Politeama de la Avenida Corrientes dio lugar posiblemente al terreno baldío más tristemente célebre de la Ciudad de Buenos Aires.
Los edificios gemelos del arquitecto Alejandro Bustillo son un ejemplo de clasicismo e ingenio.
El Pasaje Roverano, verdadero pasaje al pasado que mantiene intacta la atmósfera y las razones que lo hacen inmortal.