Nuestros lectores recordarán la nota que hicimos sobre dos edificios contrastantes del arquitecto Pater. Uno de ellos era el Palacio Ortiz Basualdo, actual Embajada de Francia, y el otro, firmado con Morea, la esquina Noroeste de Libertad y Avenida Alvear. Presentamos hoy un caso similar. Un edificio clásico, exclusivo del arquitecto Pater, a pocos metros de otro, racionalista, firmado también con el arquitecto Morea, y también los dos de ejemplar diseño. Este caso, como el que recordamos, nos permite ver como un mismo profesional, el arquitecto Pater, logró transitar con solvencia, no sólo por dos estilos, sino por dos épocas de la arquitectura. La segunda, el racionalismo, sin estar demasiado alejada en años del clasicismo ecléctico Beaux Arts predominante hasta entonces, terminó con el abruptamente.
Paul Pater había nacido en Francia en 1889, y Alberto Morea en Buenos Aires en 1903. Entre ellos existía un parentesco político, y una gran amistad que derivó en el ejercicio conjunto de la arquitectura, aceptando Pater dejar de lado las concepciones académicas, que tan bien dominaba, para sumergirse en los austeros lineamientos del racionalismo alemán, del que da cabal medida el edificio que ambos firman en Río Bamba 1250.
En él, la suntuosidad no se manifiesta en guirnaldas, volutas ni decoraciones superfluas. Por el contrario, las despojadas líneas se concentran en la sobriedad de los elementos que se manejan, en la calidad de los materiales, en la generosidad de los espacios y en la luminosidad que prodigan las grandes aberturas del frente.
No faltan en el edificio las características -ahora clásicas- que definían el estilo, tal como el acero cromado en la carpintería metálica, cortinas de enrollar en vez de celosías, y los infaltables ojos de buey en ventanas de baños o de dependencias menores que conferían un cierto aire naval a estas grandes construcciones.
Estos departamentos -pisos de amplio frente- gozan de un gran fondo con jardines. Esta circunstancia, unida a que en estas dos cuadras de Riobamba, de Juncal a Santa Fe, no circulan transportes públicos, confiere una especial tranquilidad a esta rinconada de Buenos Aires.
El edificio de renta de Riobamba 1157/99, por su parte, responde a la formación inicial de Paul Pater. Son dos grandes cuerpos, concebidos como una unidad estilística, sobre un gran frente sobre Riobamba, que se hace curvo y se prolonga unos metros sobre Arenales.
Estos monumentales diseños, en general, sólo podían ser evaluados desde perspectivas más lejanas, que no son, precisamente, las de calles angostas como la que nos ocupa. No obstante, este edificio es emblemático del preciosismo ornamental que caracteriza las obras de Pater.
En la planta tiene locales de comercio, entre ellos una tradicional confitería y restaurant que ocupa la esquina. Debemos destacar la diversidad de las aberturas, nunca uniformes, el detalle del balcón encubierto del primer piso, sobre la ochava, las elegantes rejas art-noveau, y el coronamiento de tres cúpulas simétricas como remate de la obra.
Desgraciadamente, cómo esos barcos que las tormentas arrojan a las playas, de la cúpula de la ochava sólo queda el esqueleto, y, no creemos que pueda ser restaurada algún día.
Pero hay un detalle supremo, algo que no hemos podido develar, y que intriga a quienes reparan en él. Es una palabra, colocada sobre el vano de la puerta de entrada. Dice sólo CAMERU. Simplemente. Hemos rastreado afanosamente sin hallar explicación. Dejamos abierto el interrogante, para que algún lector nos ilustre.