Para el vecino del conurbano porteño, el Centro es todo aquello que se ubica trasponiendo la avenida General Paz. Ir “al Centro” perfectamente puede significar tanto ir al Obelisco como ir a Palermo. En cambio, para el habitante de la Capital Federal el Centro·lo constituyen los barrios de San Nicolás y Monserrat. Llama centro a lo que en realidad sería la city; ir “al Centro” es, para él, una escapada hasta Corrientes y Florida. Uno y otro tienen sus muy fundadas razones, como también las tiene quien piensa que el Centro es su propia casa esté donde esté. Sin embargo, más allá de cualquier argumento sentimental, con la precisión del geógrafo y la frialdad del empleado de Catastro, el Centro está dentro de un lote ubicado en Caballito, a metros del Club Ferrocarril Oeste.
Si inscribiéramos el perímetro de la ciudad dentro de un rectángulo y trazásemos sus diagonales, las veríamos cruzarse en el barrio de Caballito. Ese sería el centro geométrico de la ciudad. Pero no es un ejercicio tan sencillo como parece. Para comenzar, los mapas son planos mientras que la superficie de la tierra es curva; las proyecciones cartográficas, por lo tanto, deforman. Aunque el problema principal no sería este, sino cómo posicionar correctamente el cuadrado sobre el mapa. Por otra parte, hay que atender a la cuestión si dentro del mismo deben incluirse o no algunos sobresalientes que tiene el puerto, si altera en algo la rectificación del Riachuelo, si influyen los terrenos ganados al río, etcétera.
Pero aún sin detenerse demasiado en estas cosas, el método es razonablemente confiable. Cuando se lo empleó por primera vez, hace ya muchos años, se comprobó que el centro caía en una casa ubicada en Avellaneda 1023. Allí se colocó una placa:
MUNICIPALIDAD DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
DIRECCIÓN GENERAL DEL CATASTRO
EN ESTA PARCELA Nº 14 DE LA MANZANA 9,
SECCIÓN 45 CIRCUNSCRIPCIÓN 7, SE HALLA
EL CENTRO GEOMÉTRICO DE LA CIUDAD
Como toda casa, tiene su propia historia. Nació como residencia de una familia; cambió de dueños; más tarde fue sede de la Cámara Argentina de Papelería, Librerías y Afines; quedó abandonada durante un tiempo; fue ocupada ilegalmente; pudo ser rescatada; se la restauró y volvió a ser una vivienda familiar. Su impecable fachada es típica del estilo imperante en la Buenos Aires de las primeras décadas del siglo XX.
Un mito porteño dice que varias veces se pidió la exención de impuestos para esta parcela, simplemente por estar en el centro geométrico. Otro mito afirma que el verdadero centro geométrico no está en Avellaneda 1023, sino a unas cuadras, donde se yergue la estatua del Cid Campeador (es decir, en la intersección de las avenidas Ángel Gallardo, Díaz Vélez, Doctor Honorio Pueyrredón, Gaona y San Martín). No es verdad lo del Cid, aunque tiene su propio mérito aparte: sería un serio candidato a la lista de monumentos más grandes del mundo hechos por una mujer (en este caso, la escultora norteamericana Anna Hyatt Huntington).
El carácter privado de la casa de Avellaneda 1023 nos impide visitar su interior para comprobar lo fundamental: dentro de la parcela, ¿dónde cae exactamente el centro? ¿Cuál será el mueble, el objeto o la baldosa que ocupa con toda inocencia este extraño punto de la ciudad?