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Como sucede con las muñecas rusas, esta publicación es consecuencia de una historia, dentro de otra. La de “Fervor” comienza en 2010, año en el que nuestros artículos comienzan a publicarse aquí. Sin embargo, la primera historia comienza mucho antes, en 1973, con la fundación, a cargo de Iuri Izrastzoff (padre) y de Maria Antonieta Cevallos Celi, de Izrastzoff Compañía Inmobiliaria.

Su entrañable amor por esta ciudad, por su arquitectura e incomparable vida social y cultural, fueron siempre un motor que les permitió a nuestros fundadores disfrutar plenamente de una profesión en la que esas dimensiones se entrecruzaban a diario.

Esta admiración puede comprenderse en la evocación que Iuri hizo del momento en que presenció perplejo la demolición del extraordinario petit-hotel de la casa de remates Roldán, de la calle Rodríguez Peña: “cuando vi que lo tiraban, pensé que me moría”.

Estamos convencidos de que ese hueco en el pecho lo han sentido una gran mayoría de porteños al ver caer piezas arquitectónicas irrecuperables de nuestra ciudad.

Ese sentimiento, o el deseo de que no se volviese a repetir, llevó a que nuestra inmobiliaria organizara en 2005 la que creemos fue la primera conferencia sobre Patrimonio Arquitectónico de Buenos Aires, en la que presentamos un relevamiento que demostraba que se estaba demoliendo un petit-hotel por mes en Recoleta. Entre los participantes estaba el futuro fundador de Basta de Demoler, una ONG que nació, probablemente, ése mismo día, y modificaría el ruinoso destino que el boom inmobiliario de esos años auguraba para Buenos Aires.

Ya en 2009, Iuri Izrastzoff y su hijo debatirían durante una caminata nocturna sobre el mejor nombre para una publicación digital que le rendiría homenaje a esa ciudad querida, y bajo amenaza. Nacía Fervor x Buenos Aires.

Sin embargo, Iuri padre no la llegaría a conocer. Fue su hijo y Enrique Espina Rawson, gran amigo de su padre, quienes cumplirían con su deseo. Enrique, con sus textos, y Iuri (h), con sus fotografías, prolongaron una amistad que creció entre conversaciones sobre grandes arquitectos, bodegones escondidos y edificios descubiertos.

Nuestra publicación fue declarada “de interés cultural” por la Legislatura de Buenos Aires en 2010, y continúa siendo un referente reconocido en la divulgación de nuestro Patrimonio.