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#78 • Febrero 2013 Año IV Arquitectura Art-decó Curiosidades Edificios Patrimonio

Garage Guido

por Enrique Espina Rawson / Fotos: Iuri Izrastzoff
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Si no se conociera el nombre del responsable de esta obra, y se consultara a expertos para atribuirla a alguien, seguramente la respuesta mayoritaria recaería en Alejandro Virasoro. En efecto, todo el art-decó de los 20 en su plenitud está expuesto en el frente de este garage ubicado en Guido 1653, y sólo la evidencia rotunda de un rótulo metálico colocado a la derecha del pórtico de entrada desmiente la suposición.Puede leerse el siguiente nombre: Atilio Maletti, para colmo ingeniero. Sabida es la creencia arraigada, con o sin razón, que asevera que los ingenieros deberían limitarse a realizar los cálculos del edificio, dejando la creación del diseño a los arquitectos. Por lo menos en este caso, este lugar común no tiene razón.

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Esta obra del ingeniero Maletti es irreprochable, desde el punto de vista estilístico. El pórtico con escalonamientos simétricos en las esquinas, las letras GARAGE GUIDO sobre el frontis, también con grafía decó, las ventanas metálicas con sistemas de apertura articulados, el diseño de la reja de la ventana de planta baja, los adornos diseminados regularmente en el frente, y hasta el inefable automóvil, como alegoría a la velocidad quenos divierte sobre la entrada, informa de una preocupación estética que no ha dejado nada librado al azar.

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No es muy conocido que los garajes en Buenos Aires son prácticamente contemporáneos con la aparición del automóvil, ya que se lo consideraba con razón un artículo suntuoso, al que no se lo podía dejar a la intemperie expuesto a los elementos y, para usar una ingenua frase de la época, a “los amigos de lo ajeno”.

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No olvidemos que la mayoría de los vehículos eran abiertos, con capotas de lona, y ventanillas de lona y mica, fáciles de retirar, y por consiguiente el interior de los autos era accesible para cualquiera. También las tapas de los radiadores, muchas de ellas coronadas con pequeñas esculturas y emblemas, se insertaban a rosca, lo que las convertía en presa fácil para ladrones o simplemente gente dañina.

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Si bien la mayoría de los propietarios de automóviles en esos años poseían cocheras en sus propias casas, muchos no gozaban de estas ventajas, y constituían la clientela de los garajes que fueron esparciéndose por la ciudad en casi todos sus barrios.Volviendo a esta obra, diremos que en su aspecto funcional, es el clásico garage de Buenos Aires que predominó hasta los años 50: planta baja y un primer piso con acceso por rampa, con generosas dimensiones para maniobras, muy de acuerdo al tamaño y a las direcciones mecánicas de los autos de aquellos tiempos. Luego vinieron los garajes de varios pisos y subsuelos, y los ascensores para autos. Es curioso que no se conozcan otras obras del ingeniero Maletti. A juzgar por esta, bien hubiera merecido la ejecución de unas cuantas más ¿no es cierto?

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