Gemelos
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Es difícil -al menos nunca la vimos- que exista una construcción similar a esta (o mejor dicho a estas, ya que son dos) en Buenos Aires y hasta añadiríamos en cualquier otra ciudad. Las dos plantas, la de Tucumán 1452 y la de Lavalle 1447 son idénticas, es decir que tienen el mismo frente y la misma disposición interna, salvo que el que da sobre Lavalle tiene dos cuerpos, pero, por lo demás, es el mismo plano puesto frente a un espejo.
El edificio, mejor dicho, los edificios, son irreprochablemente clásicos, prototípicos de Alejandro Bustillo, y creemos, sin temor a equivocarnos que deben de haber sido construidos a fines de los 20, época que muchos especialistas han remarcado como los años de oro de la construcción en Buenos Aires. Sobre Alejandro Bustillo y sus más conocidas realizaciones, como el Banco Nación, el Casino y el Hotel Provincial de Mar del Plata, o el Llao-Llao de Bariloche hay copiosa bibliografía, y, por supuesto, páginas en Internet.
Sin embargo nos ha sido imposible encontrar ninguna información sobre esta obra que, desde luego, bien la merecería. Así es que modestamente alertamos desde aquí a los especialistas que puedan darnos mayor información sobre estos preciosos edificios, que, por suerte, se encuentran en muy buen estado de conservación. Es de destacar también que no padecen, como tantos otros edificios de Buenos Aires, la invasión de carteles guarangos o marquesinas descomunales.
El frente corresponde a dos lotes de 8,66 m -era la medida clásica- y, como explicamos, el fondo es toda la cuadra. Esto es común en algunas zonas, como, por ejemplo, cuando hay calles en diagonal, o en el caso de la Avenida de Mayo. En esta última la cuadra, ya sea hacia Hipólito Yrigoyen o hacia Rivadavia, tiene la mitad de largo, justamente por la apertura de la Avenida, por lo que es muy frecuente que los edificios den a las dos calles, tal como el Café Tortoni (a Rivadavia) o el Pasaje Roverano (a Hipólito Yrigoyen), que hemos comentado recientemente.
Estas clásicas obras de Bustillo tienen seis sobrios pisos de muy buena altura, el último en mansarda de pizarra, y las características de buen gusto y calidad de los grandes edificios de esos años, tales como frentes de piedra París, amplios palieres, pisos de roble de Eslavonia, excelencia y diseño en los herrajes, sin duda franceses, y la impecable terminación de todos los detalles, que hacen que la cotización de las unidades de estas casas alcance fácilmente sobreprecios desconocidos en la zona.
Especialmente son buscados los contrafrentes que miran hacia el gran patio central, recoleto y luminoso paraíso de árboles, pájaros y plantas, que permanece inalterable al tiempo en medio del tránsito de la calle que corre furibundo a pocos metros sin sospechar su existencia.