Quienes recuerden las ilustraciones de los libros de cuentos de hadas no podrán dejar de asombrarse al comprobar que uno de esos palacios fantásticos habitados por princesas infelices puede volverse un simple edificio de departamentos, sin por ello perder la monumentalidad requerida por el relato.
Nos referimos al bloque de tres edificios unidos por un diseño común, ubicado en Esmeralda y Córdoba, con entradas por esta avenida, en los números 807, 817 y 827.
Lo de simple es una forma de decir. Es un diseño complejo, con un marcado desdén por lo convencional y estándar, ya que las ventanas difieren entre sí, lo mismo que los balcones y las rejas, y en el que el arquitecto parece disfrutar en complicar cada detalle hasta lo inverosímil.
Fue construido por la firma Bencich Hnos., fuertes empresarios de origen croata, que dieron su nombre a cantidad de edificios singulares, que merecen ser considerados unitariamente.
Este, como otros de la misma firma, fue diseñado por Eduardo Le Monnier, arquitecto francés (1873-1931) radicado en nuestro país, en donde realizó numerosas obras, muchas ya demolidas, y otras que aún mantienen su gallarda presencia en nuestra ciudad.
Son siete pisos en un mismo frente, y seis más escalonados, según prescribía el código de la construcción en esos años (1927) para permitir que la luz solar llegara a niveles inferiores sin merma.
Varias frágiles cúpulas rosadas llaman la atención, no sólo por el color, sino por la elegancia de sus líneas, que al recortarse sobre el cielo trasuntan un cierto toque oriental, un dejo de San Petersburgo quizás.
Tal vez el segundo nombre de Le Monnier -Stanislas- ofrezca alguna pista al investigador, pero lo cierto es que este imponente edificio es uno de los más tradicionales y curiosos de Buenos Aires.
En el 807 una placa de bronce que milagrosamente subsiste nos recuerda que allí vivió Alfonsina Storni.