Santa Fé 1697
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Los hermanos Andrés y Jorge Kälnay, arquitectos húngaros nacidos en Budapest en 1893 y 1894, respectivamente, llegan a la Argentina alrededor de 1920.
En Buenos Aires realizaron la mayoría de sus obras. Compartieron un mismo estudio arquitectónico hasta 1926, y luego se separaron. La obra de Andrés ha sido quizás la más publicitada. Hoy nos referiremos a la de Jorge, no menos importante.
Resulta difícil definir su estilo, ya que si bien podemos inscribirlo en las grandes líneas del art-decó y el racionalismo, nunca se ajusta exactamente a los modelos típicos o convencionales del género. Hay en todas ellas un desbordante y personalísimo manejo de volúmenes, de severos grandes planos contrastados con sensuales superficies curvas, o salientes insólitas que podrían retrotraernos a imposibles fortificaciones medievales.
Nunca más claramente pueden apreciarse estas características que en el edificio de Santa Fe 1697, esquina Rodríguez Peña. Rodeado de suntuosas casas de departamentos de estilo francés, desbordantes de detalles de finísima ornamentación y refinamiento clásico, aparece esta construcción casi prepotente, cuya anticipación futurista es como un golpe inopinado, una réplica feroz al convencionalismo y al buen tono de sus amables vecinos.
Sus líneas, en determinados escorzos, rinden tributo al cubismo, en otros, como en la concepción repetitiva de los balcones, parece homenajear al símbolo de la segunda revolución industrial: la producción en serie, y, finalmente, como pequeña burla remeda la edificación francesa circundante, fingiendo irónicamente una mansarda de pizarra en el remate curvo del edificio.
Desde ya que toda esta extraordinaria combinación de elementos no interfiere para nada en la calidad intrínseca del edificio en sí, construido con materiales de primera línea y terminaciones de gran nivel, como puede comprobarse en el hall de entrada.
Esta obra es un monumento a la originalidad y a la audacia de su creador, que, sin apelar a ornamentaciones ni detalles externos, logra con austeros elementos una obra de tan depurada concepción, simplemente basada en la despojada belleza de la línea pura.
Vale la pena observar estos detalles, que serán mejor apreciados por quien se sitúe en la esquina sur-oeste para visualizar en una sola mirada el contraste entre el frente de Santa Fe y su prolongación por Rodríguez Peña.—FXBA