Kilómetro Cero
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Siempre mencionado, innumerables veces cruzado, y sin embargo casi nunca visto a conciencia, el monolito del Kilómetro Cero (ya veremos de qué se trata exactamente) no está ni en la Plaza Lorea, como suele decirse, ni en la Plaza del Congreso, como también se cita. Su emplazamiento real es en la Plaza Mariano Moreno… que es casi como decir lo mismo.
Su historia comienza mucho, muchísimo antes; y muy lejos. Al parecer, la necesidad de jalonar el inicio de las rutas proviene de la Roma imperial. César Augusto ordenó colocar un monumento en el Foro para indicar que todas las carreteras empezaban allí.
Era el Millarium Aureum, cercano al templo de Saturno; probablemente este hito haya dado origen a la conocida afirmación de que “todos los caminos conducen a Roma”. Desde tal remoto antecedente podemos dar un gran salto que nos lleve a la más moderna Madrid, conveniente paso previo para nuestro porteño monolito (recomienda esta mención la proximidad de la Avenida de Mayo): en la Puerta del Sol hay una placa señalando que ahí está el kilómetro cero de las carreteras radiales.
Ya en América, la costumbre tampoco fue desconocida; casi todos los países tienen un sitio para destacar el comienzo de sus rutas. Es famoso el kilómetro cero mexicano, puesto en la Catedral Metropolitana.
En Buenos Aires hubo, en años de la Colonia y ya bien entrados los tiempos republicanos, cierta imprecisión a la hora de identificar el kilómetro cero; incluso cabe decir que no estaba del todo establecida la nomenclatura de las rutas nacionales. Recién en 1935 se corrigió esta situación, y el 2 de octubre (celebrando el “Día del Camino”) fue emplazado el monolito.
El “mojón de mojones” argentino, original de los escultores Máximo y José Fioravanti, tiene hoy en su cara norte un mosaico con la Virgen de Luján (Patrona de las Rutas Nacionales; de hecho la única ruta que verdaderamente comienza aquí es la 7, que pasa por Luján).
Mirando al sur, hay un mapa en relieve del país; al este, los nombres de las autoridades y la fecha de colocación; y al oeste (¡hacia los Andes!), referencias a José de San Martín.
Su primera ubicación fue en el agudo ángulo de la Plaza Lorea donde la Avenida de Mayo empalma con Rivadavia. Por decreto del 18 de mayo de 1944 se lo trasladó a varios metros, donde está ahora: al oeste de la Plaza Mariano Moreno (es decir, sobre Virrey Cevallos entre Rivadavia e Hipólito Yrigoyen). Frente suyo, la Plaza de Congreso.
Por eso, lo que dijimos al principio: Plaza Lorea, Plaza del Congreso, Plaza Mariano Moreno; en la práctica son diferentes secciones del mismo parque. Pero el monolito está, definitivamente, sobre la llamada Plaza Mariano Moreno.
En 1935 presidía el país el general Agustín Pedro Justo, que además de militar era ingeniero civil y tenía una especial preocupación por las obras de vialidad. El ministro de Obras Públicas era entonces Manuel Alvarado. Aprovechando la ocasión del traslado, se labraron sobre el monolito, además, los nombres de las autoridades de 1944: el presidente Edelmiro Julián Farrell y el ministro Pistarini.
Blanco fácil de los graffiti, es habitual hallar pintarrajeado al monolito del Kilómetro Cero. Periódicamente se lo limpia, pero al tiempo otra vez amanece sobrescrito; y así siempre… Existen otros kilómetros cero en el país. Está, por ejemplo, el del Río de la Plata. Y cada línea ferroviaria también tiene el suyo. Pero el “Kilómetro Cero” por antonomasia, es este monolito.