Las extraordinarias mansiones que sobreviven en Buenos Aires parecen parte de un pasado imperial que la burguesía agropecuaria construyó para durar lo que dura un suspiro.
Imbuidos en sus problemas y preocupaciones, indiferentes al paisaje urbano, los transeúntes circulan apurados, tratando de eludir a quienes vienen en sentido contrario, y llegar lo antes posible a sus respectivos destinos. Pero afortunadamente quedan ...